Un ejemplo destacado de un programa basado en evidencia es la campaña de vacunación global contra la poliomielitis. Iniciada en 1988 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta iniciativa se basó en décadas de investigación sobre la eficacia de la vacuna contra la polio. Como resultado, los casos de polio se han reducido en un 99% a nivel mundial desde el inicio del programa (WHO, 2021).